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Llevo un tiempo en el que no puedo quejarme de lo que tengo alrededor. Gracias a la vida, y a lo duro que he trabajado, hoy puedo decir que tengo mi propia empresa. Mi abuela me enseñó a tejer, y aunque fue ella la que me animó a subir alto, muchas veces estuve a punto de rendirme. Doy gracias a que no lo hice, y hoy por fin puedo tener lo que siempre quise. Pero debido a que trabaje y trabjo duro cada día para mantener lo que hoy tengo, me olvidé de mí y no encontré ese amor que un día desprecie sin darme a penas cuenta. Así que ahora quiero una segunda oportunidad en el amor, a ver quién se atreve a conocerme.
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