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En realidad, yo estaba en puro éxtasis de la belleza de la línea de los pies descalzos de Ofumi. Las piernas delgadas bien formadas con el mismo cuidado de madera pulida, disminuyendo gradualmente hasta el tobillo, donde había comenzado, con una ligera curva, el empeine suave. En extremidad bien alineadas los cinco dedos, empezando por el meñique extendido gradualmente hacia la punta del pulgar: eso me pareció verdaderamente mucho más bello de la imagen de su cara. Lineamientos como los suyos se encuentran también en otras mujeres, pero nunca había visto, hasta entonces, pies tan suave y hermosos. Cuando tienen la placa del cuello tan desagradable y los dedos separados, que dejan entrever las grietas, provocando la misma sensación desagradable de una mala cara. Por el contrario, el cuello de su pie estaba bien en carne y los cinco dedos bien acercados, como la letra M y alineados en orden como una hilera de dientes...
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