Soy una hembra caliente, perversa, insaciable… te atreves a comprobarlo?

Mi jefe se acerca, sube mi vestido dejando al descubierto mi ya húmedo coñito. Sin decirme ni una palabra y completamente decidido, me coloca sobre el borde de la mesa de la oficina abriéndome de piernas lame mi rajita, de arriba abajo y de lado a lado. No paró de dar lengua a mi coño goloso y de decirme lo sexy y puta que soy – ¿Sabes? – Me decía entre lametón y lametón –De todas las secretarias de la empresa, no hay ninguna que me excité como tú – Otra lametada – Ninguna – lleva su lengua a mi agujerito y traza varios círculos – Por eso y por mucho más te encierro siempre que puedo en mi oficina para follarte, pongo mis piernas sobre su cuello, me lame, me mira y me habla morbosamente. Mis gemidos y gritos de placer se escuchan hasta afuera. Todos saben que cuando cierro la puerta del jefe es para follar.